La reina de Inglaterra no puede comerlos y por tanto, la familia real tampoco lo hace. Esto es así porque todos los aspectos de su existencia se rigen por el protocolo, incluido el tema de la alimentación. Esto hace que la familia real tenga numerosas restricciones y no puedan consumir ciertos alimentos por muy deliciosos que sean, como los mariscos o la carne muy jugosa y poco hecha.
He aquí una noticia que probablemente disminuya las ganas de aspirar al trono de Inglaterra, entre los aficionados a la buena mesa: los miembros de la familia real tienen muchas restricciones dietéticas. Hace dos años, Darren McGrady, jefe de cocina de Buckingham Palace durante más de 15 años, reveló el estricto régimen alimentario de la realeza inglesa. Entrevistado por Recipes Plus, confesó que jamás pudo presentar en la mesa real platos que contuvieran ajo o demasiadas cebollas. La familia real suele consumir preferentemente menús de temporada. A la reina Isabel II le encantan las fresas, que suele consumir a diario durante el verano, en el castillo de Balmoral, en Escocia. Sin embargo, no las consume durante el invierno, ya que considera que en esa época dichas frutas están genéticamente modificadas.
Si estas reglas te parecen estrictas, no son nada comparadas con la imposibilidad de consumir mariscos por las probabilidades de intoxicación que implican. Harry, William, Kate y sus hijos, tienen prohibido consumir ostras, cangrejos o gambas. La realeza se toma muy en serio el riesgo de intoxicación ya que puede influir seriamente en los apretados programas y horarios de sus miembros. Por el mismo motivo, la carne poco hecha es otro de los alimentos prohibidos para los miembros de la familia real inglesa. Por si no fuese suficiente, tampoco pueden probar platos exóticos o demasiado especiados. En resumen, que todos lo bueno les está prohibido. ¡Ellos se lo pierden!