Aviso a todos los adictos al humus, vais a adorar esta nueva tendencia foodie llegada directamente desde el próximo oriente: el labneh (o leben).
Si todavía no lo conoces, debes saber que forma parte de los grandes clásicos de la cocina libanesa, siria y palestina. El labneh se realiza tradicionalmente con base de leche de oveja para lograr un resultado sabroso, quesero con una textura ligera y cremosa, simular a la del humus. El plato se inscribe totalmente en la tendencia foodie oriental que cada vez seduce a más golosos en Europa.
El labneh se consume tanto para el desayuno como para la comida o para la cena: dulce o salado, tienes total libertad para consumirlo como quieras. Nos gusta especialmente extenderlo sobre una tostada, consumirlo crudo en el desayuno o para condimentar verduras crudas en la comida para tener un plato súper goloso.
Puedes también presentarlo como el humus, con forma de salsa cremosa y acompañado de panes o palitos de verdura. Sin duda, una buena idea como aperitivo para compartir. Puedes añadir a tu labneh aceite de oliva y otros condimentos como los frutos secos o las hierbas frescas para darle más sabor.
Si deseas consumirlo como postre, acompáñalo con algunas frutas frescas o con un puñado de frutos secos (¡o con los dos si eres muy goloso!). Añade un hilillo de miel a tu postre para darle un toque más azucarado.
Puedes encontrar el labneh en algunos supermercados, pero también es muy sencillo realizarlo tú mismo en casa. Para ello sólo necesitarás yogurt de leche de cabra (al que puedes añadir un pellizco de sal). Presiona el yogurt con fuerza en un trapo para sacar el máximo de agua y después ponlo en la nevera entre 12 y 14 horas en función de la textura deseada (estará cremoso después de 12 horas y se volverá cada vez más firme hasta las 24 horas).