Ninguna bebida calienta mejor que el té en invierno. Sus perfumes son variados y ofrecen un sabor afrutado o especiado a quienes lo beben. Sin embargo, hay que saber preparar adecuadamente el té para sacar todo el partido de su sabor. ¡Estos pocos consejos te ayudarán a conseguirlo!
Para empezar, el agua es un elemento esencial en el té. Es necesaria un agua con una mineralización débil para preparar un excelente té. El agua mineral o el agua filtrada son idóneas. La marca Kusmi Tea aconseja calentar el agua en un hervidor para que no coja el sabor de otro alimento como ocurre muchas veces con una cacerola.
La elección de la dosis es fundamental cuando preparamos té. Encontramos de dos a tres gramos de hojas de té en una bolsita. Usa la misma cantidad si has comprado té a granel, salvo para los tés negros, verdes y rooibos. Son más fuertes que las otras variedades de té y por lo tanto requieren una dosis menor. Para respetar la buena cantidad, puedes servirte de una cucha medidora.
Cuando haces infusionar el té, hazlo a la temperatura correcta en función de su variedad. Deja que su aroma emana. Si el agua está demasiado caliente y usas té verde o blanco, puede perjudicar a algunos sabores o hacer que el té se vuelva amargo. En este caso, no hagas hervir el agua. Usa los hervidores modernos que permiten calentar el agua a una cierta temperatura sin que llegue a hervir.
Una vez que introduces el té, regula su tiempo de infusión en función de su composición química y de tu gusto. El tiempo de infusión varía de unos cuantos segundos a diez minutos. Si usas té negro, hazlo infusionar de dos a tres minutos.
